LEY DE OCTAVAS Y LEY DE ENTROPÍA
LEY DE OCTAVAS
Hoy vamos a estudiar esta ley y su opuesta, la de la entropía, las cuales rigen toda la Naturaleza. Cómo conocerlas y poderlas utilizar para lograr nuestro objetivo de autorrealizarnos en una existencia. La ley de octavas nos enseña a ascender, nos muestra dónde nos estancamos, por qué y cómo poder seguir ascendiendo hasta la meta final, cómo funcionan las leyes de la fuerza, etc.
La ley de octavas o la corriente del sonido, o corriente de la vida, son lo mismo. Si nosotros observamos la escala musical: DO – RE – MI – FA – SOL – LA – SI, vemos las siete notas musicales. Para ir de un DO inferior a un DO superior es necesario elevarse una octava más. A esta escala la llamaremos la corriente de la vida, en la que todos los seres humanos están directamente involucrados, a la vez que sometidos por ella. Al comenzar a cantar una escala musical, DO – RE – MI, cuando lleguemos a MI encontramos la primera pausa, entre las notas MI y FA. Luego vemos que las siguientes tres notas: FA – SOL – LA van juntas, pero al llegar a LA hallamos la segunda pausa, entre LA y SI. Pasando a la nota SI vemos que está independiente, y encontraremos la tercera pausa, entre SI y el Do Superior. Esto implica que vamos a encontrar tres pausas en una escala musical. Esto mismo sucede con todos los eventos de la vida de uno:
El primer shock se da al nacer. Al nacer e inhalar el primer aliento, cuando la chispa ingresa al nuevo cuerpo, tenemos derecho a las notas musicales DO, RE y MI. Estas equivalen al cuerpo físico, cuerpo vital y el principio de alma (dado por la nota MI), acompañados por una personalidad con la que nos desenvolvemos en el mundo físico.
Nacemos, crecemos, nos reproducimos, envejecemos y morimos sin ningún objetivo verdadero. En esto estará toda la humanidad mientras no encuentre algo que le permita vencer esta primera pausa. A partir del momento en que llega al MI, o continúa subiendo o regresa al punto de partida. En el último de los casos, la ley de entropía nos igualará en el cementerio y tendremos que retornar nuevamente una y otra vez hasta agotar los 108 cuerpos físicos que tenemos por ley. Aquí encontramos a los llamados hombres del tercer día, vistos a la luz del Génesis, fascinados con la existencia, hipnotizados y sin siquiera conocer la razón de su existencia.
El segundo shock se da si alguien nos da el Conocimiento. Nuestra existencia tendrá razón de ser: “De mil que me buscan, uno me encuentra”.
Una vez recibido el Conocimiento se nos abren dos caminos: lo practicamos y continuamos avanzando, o no lo practicamos y lo volvemos una creencia: “De mil que me encuentran, uno me sigue”.
Una vez recibido el Conocimiento deberemos empezar a crear en el sexo, con la energía creadora sexual, los cuerpos solares para avanzar por las notas musicales FA, SOL, LA. Esto implica la creación de los cuerpos astral, mental y causal solares, o hacer la Primera montaña y convertirnos en hombres del sexto día, según el Génesis. Hombres hechos a imagen y semejanza de Dios, los hombres verdaderos. Pero aun así no se es un dios. Es necesario vencer la segunda pausa.
Debe darse el tercer shock para conquistar la nota musical SI, y esto implicará morir en sí mismo o hacer la Segunda montaña: “De mil que me siguen, uno es mío”.
Sin embargo, aún nos falta vencer la tercera pausa. Para esto es necesario conquistar el DO Superior, lograr el nacimiento segundo, la resurrección, y no se puede resucitar sin morir. Esta es la muerte de los yoes causa, que tiene que darse para poder nacer en el mundo espiritual: cuarto shock. Esto implica finalizar la Segunda montaña y empezar la Tercera montaña.
Cuando la persona logra avanzar de este DO Inferior hasta este DO superior se dice que ha logrado nacer por segunda vez. Ese nacimiento de fondo sería hacerse resurrecto. La alternativa está abierta para todos los seres humanos, pero es absolutamente necesario que se sepa cómo hacer el trabajo y cómo aplicar los tres factores de la revolución de la conciencia:
Nacer: Primera montaña. Creación de los cuerpos, recuperación de las aguas, el Génesis.
Morir: Segunda montaña. Eliminación de los defectos, el Apocalipsis.
Sacrificio por la humanidad: Tercera montaña. Conseguir un discípulo.
LEY DE ENTROPÍA
Es la también llamada ley de igualación.
Ejemplo: si ponemos una olla llena de agua caliente junto a otra llena de agua fría vemos cómo se precipita la entropía: hay un intercambio de calor y de frío. Por último, ambas quedan iguales. Millones de personas están metidas en el camino de la entropía; como no trabajan sobre sí mismos cada día se vuelven más imbéciles, la mente se les va atrofiando, los centros de la máquina humana cada vez están más degenerados, ya no les trabajan todos los órganos del cerebro, y al fin llega un día en que la ley de entropía los inmola a todos en el Tártarus.
¿No se han fijado cómo, la ley de entropía, inmola a la gente? Pueden enterrar a uno en un ataúd de oro y a otro en un ataúd de madera, y por muy bonita que sea la sepultura, a la larga quedan iguales de huesudos. Todas las cosas están marcadas bajo la ley de entropía, en todo se le encuentra. Los mares convertidos en basureros. Ríos contaminados, peces moribundos. Atmósfera contaminada por el smog. Los frutos de la tierra adulterados. He ahí la ley de entropía. Solo mediante la transformación es posible vencer la ley de entropía, pues la transformación incluye sacrificios, eso es ostensible.
Ejemplo: si uno sacrifica el deseo sexual, esa fuerza, que por medio de otra fuerza, cristaliza sus poderes en nosotros, crea los cuerpos existenciales del Ser; si uno sacrifica la ira aparece la gema preciosa de la mansedumbre; si sacrifica uno el ansia de dinero, la codicia insoportable, nacerá en uno el altruismo; si sacrifica la envidia se manifestará en uno la energía filantrópica, el deseo de trabajar uno por el prójimo, la alegría por el bien ajeno; es decir, no puede haber transformación sin sacrificio. Así también, para el hombre que sacrifica sus impulsos sexuales el resultado de esa energía es la creación de los cuerpos existenciales del Ser. Si se sacrifican los yoes, si se destruyen todos, el resultado de ese sacrificio será la energía liberada, que dará origen al hombre interior profundo. Entonces, se escapa uno de la entropía degenerante. La gente no quiere realmente sacrificarse, no comprende lo que es el sacrificio. Es claro, puede empezar por sacrificar sus sentimientos; yo les aseguro que la gente está dispuesta a sacrificar sus placeres, hasta sus vicios y dinero, todo sacrificarían, pero no sus sufrimientos y dolores, los quieren mucho. Si se empieza por sacrificar los sentimientos se puede dar un gran paso, vencer la ley de entropía.
¿Quién de ustedes está dispuesto a sacrificar sus sentimientos, a sacrificarse por la humanidad? Es bueno sacrificarnos por la humanidad. En realidad, no nos sacrificamos para portarnos mal. No debemos pensar en el sufrimiento jamás. La gente basa sus experiencias en sus sufrimientos, por lo que pasó en las amarguras, gozan recordándolos, dicen: “yo pasé por tales y cuales cosas en la calle para ser lo que soy”. Se sienten importantes recordándolos. Sacrifiquen sus sufrimientos, erradiquen de sí mismos los yoes que los produjeron y quedan sacrificados los sufrimientos, pues el yo de los sufrimientos hay que erradicarlo. Esa energía que resulta de ahí es transformación, pues nace en un hombre diferente y vence la ley de entropía.
Fin conferencia 33